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Bosforo, Taksim y El Pueblo.

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Día 8:

Bosforo¿Recordáis a Gloria? Quizá muchos no la conozcáis. Durante mi relato del viaje a la India ilustró mis post con comentarios que agradecí. Un poco pelotillera, esto siempre gratifica, sobre todo hizo que sintiera que escribía para alguien. En un email me dijo que le encantaría hacer un crucero por el Bósforo. El octavo día de viaje en Turquía nos dispusimos a navegar por el Bósforo y me resulto inevitable acordarme de ella.

El tráfico de goletas, carabelas, galeones, navíos, galeras y fragatas no ha cesado aunque han sido sustituidas por, buques de mercancías, yates, barcos de pesca y lanchas de la policía. De la misma manera que hoy en día la embarcación más común en el lugar son ferris rebosantes de turistas, antes lo eran los caiques (esquifes largos y estrechos), que golpeando con remos el agua rítmicamente trasladaban de una orilla a otra a los viajeros.

Este es, a mi juicio el corazón de Estambul, su razón de ser, el encuentro del Cuerno de Anadolu KavagiOro con el Bósforo, con Estambul expectante en las orillas. Este impresionante puerto natural es lo que motivó la fundación de la ciudad a manos de Byzas, es la causa de su impresionante desarrollo y de guerras que acaecieron para apropiarse del mismo. Algo queda de todo aquello,  algo se percibe en el ambiente, una emoción, no sé.

Los motores se encienden, la cubierta del barco tiembla bajo nuestros pies, pronto nos acostumbraremos al estruendo del motor. Suena la bocina. Asia a estribor, Europa a babor, allá vamos, al encuentro del Mar Negro.

El estrecho el Bósforo se extiende desde el Mar de Mármara (Marmara Denizi) hasta el Mar Negro (Karadeniz), son 30 kilómetros. Este estrecho se conoce en turco como İstanbul Boğazı. En el muelle de Eminönü cogimos el ferry público: İstanbul Deniz Otobüsleri (IDO). Recorre todo el Bósforo.

Anadolu Kavağı KalesiEl ferry hace parada en Anadolu Kavağı, pequeño pueblo de pescadores reconvertido al turismo. Después de comer algo ascendimos a pie a las ruinas del Castillo Yoros, también conocido como Genoese Castle o Anadolu Kavağı Kalesi.  Construido por los bizantinos y renovado por los genoveses. En la yerba, sentados, admiramos desde lo alto las espectaculares vistas de la desembocadura del Bósforo al Mar Muerto.

El volver a Eminönü cruzamos el Puente Gálata. Empinadas callejuelas con numerosas y preciosas tienditas nos llevaron hasta la Torre Galata, es el distrito de Beyoğlu. Desde esta torre se vigilaba la entrada marítima al Cuerno de Oro. Es del 1348. Construyeron esta al ser derruida en La Cuarta Cruzada la anterior: Megalos Pyrgos. En cuadros antiguos se ve como cerraban la entrada al Cuerno de Oro con cadenas que tensaban desde las dos orillas opuestas para impedir la entrada de barcos. Vimos el anochecer desde la torre. Mucha cola y un poco caro. Muchos dicen que no, pero, a mi juicio merece la pena.

Megalos Pyrgosistiklal caddesiDespués caminamos por una inmensa y abarrotada avenida peatonal (Istiklal Caddesi) donde, de vez en cuando, pasaba algún viejo y nostálgico tranvía. Artistas callejeros, firmas internacionales  de moda, grandes establecimientos y franquicias americanas se agolpan a ambos lados de la avenida hasta llegar a la Plaza Taksim, protagonista en los noticiarios estos últimos meses.

No se trata solo de una congestionada y bulliciosa central  de transportes. Los padres fundadores de la Taksim night nocheRepública democrática y constitucional de Turquía fueron los que dieron forma a esta plaza. Los mismos que en 1922 mandaron al exilio al último sultán (considerado califa, líder del mundo musulmán)  intentando insuflar modernidad y libertad para el pueblo. En el centro de la plaza hay una escultura de los fundadores de la republica que simboliza la independencia del país. Taksim ha sido a través de la historia escenario de violentas manifestaciones y fervor popular. Es el espacio legado por los padres de la república, es un con mucho significado para los turcos.

Las medidas tomadas por el gobierno los últimos meses no carecían de polémica. El 1 de mayo se prohibieron las manifestaciones en la plaza debido a las obras, en el distrito de Beyoğlu (el más cosmopolita) se prohibieron las terrazas de cafés y restaurantes, el gobierno también decreto una restricción del alcohol y las expresiones de afecto en público. Muchos entendieron que el gobierno estaba menoscabando a la libertad del pueblo.

Taksim demonstration protestaPero cuando Erdogan, presidente moderadamente musulmán, decidió construir en Taksim una mezquita y un centro comercial, para muchos, fue la gota que colmó el vaso. Muchos entendieron que se trataba de un atentado al espíritu de la plaza, al espíritu de la nación. Un atentado que no podía permitirse. Eran el fervor musulmán, anhelante de la grandeza otomana, y el feroz capitalismo contra el espíritu de modernidad y de libertad que simbolizaba la plaza. No se podía perder ese espacio del pueblo. Muchos quisieron defenderlo y fueron víctimas de una brutal actuación policial. Al día siguiente acudieron muchos ciudadanos más. Los hoteles de lujo que se encuentran en la plaza se ofrecían para cobijarles, los restaurante les daban de comer.

En la plaza había nervios, la sensación de estar haciendo historia, cigarrillos, confidencias, indignación, miedo, sentimiento de hermandad, de lucha y organización auto gestionada,  de aprendizaje, de sentirse adultos y dueños de nuestra vida.

Policia taksimLa manifestación venía motivada también por el fenómeno de la gentrificacion que viene produciéndose en Estambul y en otras muchas ciudades europeas. Los grandes cambios que se están produciendo en las zonas centrales expulsan a las clases más populares hacia la periferia lo que genera, un aumento en la tensión social. No pueden pagar alquileres. Son expulsados de sus viviendas al declararse viviendas en ruinas y no pueden costearse nuevas. Los jóvenes van a otros barrios por no poder pagarse una vivienda en el suyo. El centro comercial es un factor que propicia este fenómeno. A esto se le une que querían edificar el centro comercial sobre uno de los pocos espacios verdes del centro de Estambul. Por si eso fuera poco pretendían utilizar las ruinas de un antiguo cuartel militar otomano. Dejando patente, una vez más, la nostalgia del imperio otomano que el gobierno de Erdogan sufre. Imperio absolutista bajo el que sufrieron, al menos, las minorías étnicas y sociales.

Ohram PamukEs verdad que estas manifestaciones aglutinan gente de muy diferente pensamiento político que, independientemente de coincidir en su descontento, tendrán dificultades en concretar medidas para mejorar el sistema o crear uno nuevo. Pero quizá merezcan la pena. Ver a la gente manifestarse en la calle, tomar los espacios públicos por voluntad propia y sin llamamiento de ningún partido político es un ejercicio saludable siempre y cuando no haya violencia. No hay nada que ponga más nervioso a los dirigentes que ver al pueblo en la calle pronunciarse sin pancartas fabricadas en sedes políticas. Sin que alguno de ellos, da igual las siglas, encabecen la manifestación para la foto. Y que los dirigentes tengan miedo, respeten al pueblo y trabajen sin demasiada relajación es un logro.

Decía estos días el escritor y premio Nobel de Literatura turco, Orham Pamuk: «…me llena de esperanza y confianza ver que el pueblo de Estambul no renunciará ni a su derecho a organizar manifestaciones políticas en la plaza, ni a sus recuerdos, sin luchar primero».

Gobernar en contra de los ciudadanos, imponiendo políticas que les perjudican, restando derechos, recortando libertades, y sin el oportuno debate, sin escuchar su opinión, sin atender sus necesidades, y en espacios sensibles que son el escenario de la vida diaria, no puede ser admitido. Que a los gobernantes les respalde una victoria democrática en elecciones no les da derecho a obrar con impunidad frente a la sociedad.