Archivo de la etiqueta: Santa Sofia

Estambul: Sultanahmet y pánico en el Hamman

Estándar

DÍA 6:

Bizancio, Constantinopla, Qusţanţaniyyeh (قسطنطنيه), Pây-i taht, Asitane, Islambol o Estanbul. Son muchos los nombres con los que esta legendaria ciudad ha sido conocida a través de la historia. Pero siempre ha sido la misma, siempre única. Conquistada por muchos, poseída por nadie, codiciada por todos. Durante siglos la ciudad más bella del mundo, la más rica, la más culta. Nexo entre Asia y Europa. Nexo de culturas, religiones, razas e idiomas. Pocas ciudades han sido escenario de tanto. Ancestral testigo mudo de la condición humana. Estambul está viva, respira, y se respira allí una energía especial que se desprende de sus gentes, de su historia.

EstanbulSalimos de hotel de camino a Sultanahmet, cogollo de la ciudad para turistas y viajeros.  Almorzamos en un puesto de Kebab. Los Kebab de mi pueblo me gustan más. ¡Qué decepción!

La historia de Estanbul se remonta siglos atrás. Podríamos decir que todo comienza con Byzas, un colonizador de Megara. Le llamó la atención la situación privilegiada del lugar: en el paso del Mediterráneo al Mar Negro donde se formaba un puerto natural de aguas profundas. Esencialmente por ese motivo decidió construir aquí una ciudad (667 a.C.) a la que llamo Bizancio. Los persas la saquearon y destruyeron en el siglo V a.C.  Los sultanahmetespartanos la reconstruyeron posteriormente en el 479 a.C. Pero cuando los atenienses vieron la ciudad tan bonita y cuidada decidieron “liberarla” de los espartanos en el 409 a.C. Sin embargo, no pudieron disfrutar mucho de Bizancio porque a los pocos años los espartanos volvieron a por lo que era suyo. Los atenienses fueron expulsados, pero juraron que la cosa no se quedaría así. Dicho y hecho,  19 años más tarde (390 a.C.) cumplieron su palabra. Volvieron al más puro estilo Terminator y arramplaron con los espartanos. Mucho filósofo, túnica y mucha arpa pero menudo genio tenían los atenienses. Quedaron satisfechos cuando los espartanos salieron humillados. Pero poco les duraría la satisfacción porque en el 336 a.C. llego a la ciudad Alejandro Magno. Entró con los macedonios para quedarse. Y se hubieran quedado si no fuera porque en el año 100 a.C Septimo Severo reconquisto la ciudad. Y mira que Septimo tenía toda Europa y parte de África a sus pies, pero él quería más.

IstanbulAndaba por Anatolia Constantino el Grande cuando le debió de parecer que carecían de libertad en Bizancio porque en el 324 decidió volver a “liberar” la ciudad por duodécima vez (más o menos) y la convirtió en la capital del Imperio Bizantino, bastión de la cristiandad. Todo casaba, Bizancio capital del Imperio Bizantino (Imperio Romano del Este). Pues va Constantino, que era muy terco, y dice que no, que Bizancio no le suena bien a la oreja, que le cambia el nombre a la ciudad. Constantinopla le gustaba.

Constantinopla gozo de siglos y siglos de relativa paz (típicos piques mediterráneas aparte) hasta que llegaron en 1453 los otomanos que consiguieron “liberar” la ciudad por última vez.  Y todo el mundo a adaptarse a los nuevos tiempos. Les toco estudiarse el Corán, aprender nuevas costumbres… pero sin presión (menos presión que ahora con el inglés). La verdad es que los otomanos eran bastante tolerantes.

kemal AtaturkFinalmente en 1930 se establece oficialmente el nombre de Estambul o Ístanbul de mano de Mustafa Kemal Ataturk, un político con pinta de actor de Hollywood que el 29 de octubre de 1923 establece la Republica de Turquía y trasladó la capital a Ankara. Durante el Imperio Otomano el emperador era, a su vez, Califa. El Califa para los musulmanes es como el Papa para los cristianos. En 1923 con el establecimiento de la Republica de Turquía se abolió el califato otomano. Desde entonces no hay ningún máximo representante (Califa) en la religión musulmana.

The blue mosqueLlegamos a la plaza Sultanahmet. Allí están cara a cara la Mezquita Azul y Santa Sofía. Entramos primero a la Mezquita Azul. Construida por Ahmed I (1617) con el objeto de superar en belleza a Santa Sofía. Estéticamente, desde el exterior, probablemente lo consiguiera. Es la primera mezquita a la que entro en mi vida. El lugar es impresionante. Todo el mundo descalzo. Menudo tufillo. Los hombres musulmanes en la mitad, turistas en una “u” rodeando el centro.  Finalmente las mujeres musulmanas en las esquinas tras unos alfeizares. Impresionan el espacio libre, los techos altos, las cúpulas y las luces colgando. Precioso, pero ni se le asoma a Santa Sofía.

Hagia SofiaLuego vamos a Santa Sofía (Aya Sofya, Sancta Sofia, Haghia Sofia) es el corazón de Estambul. El emperador Justiniano mando construir este edificio en su esfuerzo de restaurar la grandeza del Imperio Romano. La obra se finalizó en el 537. Fue la mayor iglesia de la cristiandad hasta 1453 cuando el Otomano Mehmet el Conquistador la convirtió en mezquita. Pero eran tan bella aquella catedral que no fueron capaces de destruir sus mosaicos, frisos y  otros elementos (los otomanos eran gente sensible).  Hicieron una gran mezquita añadiendo nuevos elementos. Confluyen pacíficamente en Santa Sofía (cuyo nombre completo es Ναός τῆς Ἁγίας τοῦ Θεοῦ Σοφίας: «Iglesia de la Santa Sabiduría de Dios”) islamismo y cristianismo. Cosa que me parece de lo más lógico y natural porque son en esencia la misma religión, la de los profetas y las revelaciones, la del dios único, el dios de Adán, Noé, Moisés y Abraham, la religión del desierto, la del juicio final y la resurrección de los muertos.

Antes de abandonar Santa Sofía tocamos la columna que llora, dicen que da buena suerte.

Al salir, vemos detrás de la Mezquita Azul el Hipódromo. Fue el centro neurálgico de la vida de la ciudad durante mil seiscientos años. Cada cuadriga tenía un color diferente y pertenecían a un determinado partido político. Los disturbios de después de  las carreras llegaon a iniciar revoluciones y derrocamientos del emperador vigente. Me rio yo de los disturbios de los Hooligans. En el himpodromo se encuentra el Obelisco de Teodosio, el monumento más antiguo de Estambul. Es de 1549-1503 a.C. Fue traído de Egipto por el Emperador Teodosio. En el 379-395 a.C. No queda prácticamente ninguna ruina del hipódromo. Solo se puede observar una plaza que mantiene la forma de lo que en su día fue.

Yerebatan SarayıDespués visitamos la Cisterna Basílica (Yerebatan Sarayı).Construida en el 532 en unos pocos meses. Era la mayor de las cisternas subterráneas de la ciudad. Fue construida para que durante los asedios, la ciudad no dependiera exclusivamente del Acueducto de Valente.  Con una capacidad de 100000 metros cúbicos de agua abastecía al Palacio de Topkapi  y todos los jardines. Con los años acabo olvidada bajo tierra. Se convirtió en un agujero negro donde ocultar cuerpos humanos, basura y todo lo que se quisiera hacer desaparecer. Para su construcción se utilizaron columnas (principalmente jónicas y corintias) robadas en templos paganos de toda Anatolia. Todas las columnas en la cisterna son radicalmente diferentes. Dos de ellas debidas a su poca altura fueron colocadas sobre grandes bases con la cara de Medusa esculpida. Este constituye el mayor reclamo turístico del lugar. Es un sitio bonito  donde poder  refrescarse. Las luces rojizas, el agua, los fantasmagóricos peces, y los cientos de columnas la convierte hace un lugar mágico

Estamos cansados y decidimos acabar el día en un hamman o baño turco. Vamos a Çemberlitaş Hamamɪ. Es de 1584. Uno de los hammanes más antiguos y bellos de Estambul. Entro expectante en la zona masculina. Un señor me mete en una habitación me da una minúscula toallita y me dice que me desnude. Me espera afuera. Yo salgo con la toallita y en traje de baño. Pero el anciano me hace entender que me quite el traje de baño. Me lo quito y empiezo a sentirme un tanto nervioso. Sigo el pasillo que tengo Cisterna Basilica Medusaintentando taparme con la toallita. Entro en una habitación de mármol bajo una cúpula preciosa. Es el camecan más bello de la ciudad. Hay un montón de turcos tumbados sobre el mármol con la toallita puesta se pueden imaginar donde. Decido hacer como ellos. Cuando empiezo a relajarme noto, de repente, una mano grande y áspera que me empieza a frotar la parte interna del muslo. Me levanto como un resorte y alejo la manaza. Es un turco barrigón y bigotudo con toallita (imagínense donde). “Relax, relax” me dice mientras me pone la mano en el pecho para que me vuelva a tumbar. Lleva una manopla de esparto y su toallita es de diferente color. Debe de ser el masajista del lugar. Me vuelvo a tumbar con todos mis músculos en tensión y bien prietos. El señor frota que te frota. Luego me rasca la Baño turcocabeza, hasta me da un masaje e la planta de los pies. Con el tiempo me relajé completamente. Al rato lo deje de sentir. Estaba en la gloria cuando “! Flaaaashhh ¡” el turco bigotudo me hecha un balde de agua fría. Otra vez me levanto como un resorte con grito incluido. “Relax, relax” me dice una vez más.

HammanCuál fue mi sorpresa cuando entre la bruma reconozco al mutrikuarra cachas de melena. Si, si. El del yacusi en Pamukale. El de las miradas enigmáticas en el autobús. El aun no me ha visto. Se mueve con total naturalidad en el lugar. Decido escaparme antes de que me reconozca. Prefiero no entablar conversación con el chico como dios nos trajo al mundo. Me sentiría, cuando menos, extraño.

Salgo del Hamman mareado. Ha sido una experiencia totalmente recomendable. Espero sentado en un banco  que llegue mi mujer.