Konya, Pertev y las trifulcas autobuseras

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DÍA 4:

Después del desayuno, al entrar en el autobús, nos percatamos de que los sitios “buenos” están pillados. Algunos, al bajar de la habitación, y antes de entrar en el buffet, han venido y han dejado revistas, jerséis o botellines de agua como señal de que el asiento tiene dueño.  Empieza una acalorada discusión sobre si los sitios del primer día se conservan o no sin llegar a acuerdo alguno. A partir de hoy sentarse en el autobús será en una batalla con reproches y trifulca.

“Nos espera un viaje de mil kilómetros”, amenazó Pertev cuando todos nos sentamos, “así que aprovecharé para explicar un poco la historia de Turquía”. Cogió un puntero y desplegó un mapa del techo del pasillo del autobús. Tragamos saliva, nadie fue capaz de reunir el valor suficiente para responder a su órdago y se hizo un silencio sepulcral. Silencio que se mantuvo durante sus profusas explicaciones. Empezó con los hititas, los selyucidas, los otomanos, los romanos y se fue creciendo. Siguió con el papel de Turquía en la política internacional y la posibilidad de adhesión a la Comunidad Económica Europea. Continuó con sus experiencias psicodélicas en Ámsterdam. Experiencias que desembocaron en la separación de su matrimonio. Sus ojos se humedecieron al hablarnos de su hijo con el que casi no mantiene relación. A estas alturas más de la mitad del autobús opto por ponerse auriculares para evadirse. ¡Pero los míos estaban en el maletero del autobús! Para cuando empezó a hablar sobre el neoliberalismo mi dolor de cabeza ya era considerable. La tristeza de lo de su hijo solo se le desvaneció cuando comentaba el papel que a su juicio el Galatasarai desempeñaría en Champions League, pronosticaba una victoria sobre el Real Madrid. Aunque lo mejor de todo lo guardo para el final. Invitó, totalmente en serio, a todas las solteras del autobús a cenar con él en el hotel de esa noche.

Mevlana KonyaLlegamos a Iconio (Konya). Aunque también conocida por ser la capital del Sultanato Selyucida de Rüm (1205-1239) ante todo Konya es conocida por albergar el mausoleo del gran poeta Sufí Jalal al Din Muhammad Rumi del siglo XIII, también conocido como Mevlana. Fue el fundador de los Mevleví o derviches giróvagos o giradores. Los Mevlevíes fueron una orden sufí muy reconocida dentro del imperio otomano. Esta orden dio grandes músicos y poetas entre los que destacan  Sheikh Ghalib, Ismail Ankaravi y Abdullah Sari.

Los mevleví son musulmanes sufís. Eran ascetas, santones que deambulaban hace cientos de años por las calles. Los monasterios hacían el papel de hostales donde cobijar a estos ascetas que podían asentarse en un monasterio en concreto o errar de monasterio en monasterio indefinidamente. Mediante su modo de vida expiaban sus pecados y los de la humanidad. De alguna manera, se podría decir, que eran Jesucristos (عيسى ʿĪsā) , pero sin ser familiar directo de Dios (Allah الله ,Yahveh יהוה , o como queramos referirnos a Él, al fin y al cabo el dios de Abraham, o Ibrāhīm ). La gente, consciente de ello les daba limosna, porque les tenían un gran respeto, y porque querían formar parte de este proceso de expiación, querían ganarse el cielo. Ascetas como aquellos siguen deambulando por las calles de la India. Son los Shadus. Sobre ellos he hablado en anteriores posts: “Dios Brahma, su Templo y el Trimurti” entre otros.

Con el tiempo se los mevleví se convirtieron en una hermandad, un poder factico oculto de la sociedad, al estilo de los masones. De esta hermandad surgieron ministros y gente importante. Pero en 1923 el sufismo (engloba entre otros a la orden mevleví)  fue prohibida en Turquía por Kemal Ataturk. Pero años más tarde al ver el potencial turístico de los derviches se volvieron a permitir.

No nos han dejado sacar fotos en el mausoleo. El lugar está lleno de devotos musulmanes. Una multitud se agolpa alrededor de una vitrina donde se ve una pequeña cajita. Dicen que en la cajita se guardan parte de las barbas de Muhammad. Es curioso ver como los fieles acercan la nariz a los resquicios de la vitrina intentado respirar el aire impregnado de santidad.

Mevlana_Celaleddini_Rumi_Al salir del mausoleo me encuentro con Pertev, de pie, quieto, un cigarro en una mano, en la otra un vaso de té. Me dice que está perdido y que no encuentra ni al grupo ni al autobús. Finalmente nos juntamos todos y retomamos el viaje.

De camino a Pamukkale hablamos de la subsistencia del imperio romano, que necesitaba la conquista como modus vivendi para soportar el nivel de vida de Roma. Había ricachones que contrataban los ejércitos. Hacía falta mucho dinero para comprar material y dar de comer. Los beneficios de las conquistas repercutían en primer lugar en los inversores y gestores, en segundo lugar en la ciudad de Roma.  Invertir en ejércitos podía ser una empresa arriesgada. Si se acababa la conquista se acababa el grifo.

mevlana

Mevlana

El Imperio Otomano, como la mayoría hasta la época,  seguía el mismo esquema de funcionamiento. Fue el Imperio Español con el colonialismo el primer gran imperio que cambio el modus operandi. Los otomanos se empeñaron en avanzar hacia la conquista de la Europa cristiana, cada vez más colonialista y más poderosa. Si hubiese seguido el camino contrario, y en lugar del avance a occidente hubiera avanzado hacia oriente y se hubiera adelantado a los británicos en la colonización del Indostán otro gallo les hubiera cantado. Se quedaron aislados, durante siglos cada vez más débiles y más pobres, hasta la llegada de Kemal Ataturk. Pero eso ya es otra historia.

Llegamos a Pamukkale. Las solteras han huido de Pertev como de la peste. Al final ha ido a un bar del pueblo a ver el Galatasarai-Real Madrid con el único soltero de la excursión.  Un bilbaíno que veranea en Deba. Ese si que sabe. Palizón del Real Madrid al equipo local.

Antes de acostarme voy al yacusi. Allí me encuentro con un Mutrikuarra grandote, de mirada directa y pocas palabras.

Mañana será otro día.

PD: De postre un poema de Mevlana:

En el amor, nada existe entre el corazón y el Corazón.

El discurso nace del anhelo,

la auténtica descripción, de la verdadera experiencia.

Quien saborea, conoce;

quien habla, miente.

¿Cómo describir la verdadera forma de Algo

en cuya presencia desapareces,

en cuyo ser todavía existes,

y que vive como un signo de tu viaje?

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